Sara Sancho Capel

@delpapelati

Sobre mi podría decir distintas cosas pero si algo me define y representa es que siempre he creído (y sigo creyendo) en la emoción de la palabra.

Hay quienes la usan como arma para dar donde más duele, ojalá algún día esas personas descubran el poder curativo de la misma, su efecto placebo.

Deberíamos acostumbrarnos a tener en casa un botiquín de libros con las palabras necesarias para cada cosa; un libro del sueño que ayude a descansar y a dormir cuando el desvelo venga a vernos, otro libro que calme la ansiedad en los peores momentos, otro que nos lleve de viaje en las profundidades de uno mismo para poder empezar a cicatrizar las heridas que siguen abiertas, tal vez otro que nos despierte para empezar a vivir de una maldita vez la vida que cada uno decida y quiera, por ejemplo.

Creo que sería una buena forma de reducir muchos de los dolores de cabeza y por ende, los ibuprofeno.

Eso es lo que realmente me define, la relación de la emoción y la palabra.

Y es todo lo que quiero dar de mi.

Espero que al mismo tiempo que te pierdes entre líneas vayas encontrándote, a ti.


No persigas, atrae.

Con el paso de los años he aprendido que ser feliz no es más que una elección. Que habrá un sinfín de motivos por los que decidir no serlo pero en tu mano está elegir hacia dónde decantar la balanza y a qué darle más valor. No es fácil, pero lo cierto es que siempre hay una alternativa, otro camino, una salida. Y no sólo me lo ha enseñado la vida, también las personas con las que me he cruzado en ella.
Hay que entender que la felicidad es un estado, son pequeños ratitos de vida, paz, calma, tranquilidad.
Eres feliz cuando aprendes a querer lo que tienes sin pensar en lo que te falta, porque siempre puedes tener más pero no se trata de la cantidad sino de la calidad, eso es lo que realmente llena.
Para saborearla hay que vivir también su ausencia y encontrar el equilibrio. No te ciegues en perseguirla a toda costa, más bien céntrate en tener claro lo que quieres, en escoger tu camino y, tras cada elección y cada paso hacia aquello que te hace sonreír, va a ser ella la que venga a buscarte.

No persigas, atrae.

Quizá sólo sea eso.

Hace tiempo que vivo improvisando, tomando decisiones, algunas más importantes que otras, equivocándome mientras intento acertar de vez en cuando. Y creo que voy bien así, tropezándome, jugando al ensayo-error parece que voy encontrando el sentido a la vida. Quizá se trate simplemente de eso, de hacer planes, que venga la vida y los trunque sin pedir perdón ni permiso para después quedarse a ver cómo sales de esta. Puede que sí, que tras cada caída sea por el tropiezo (o el empujón), consista en plantarse frente a ella y vacilarle devolviéndole una sonrisa una vez más, restándole importancia para sumarle a las pequeñas cosas, a los pequeños detalles, como sonreír. Siempre.

Vivir, muriendo de risa.
Reír, viviendo sin prisa.